Vino Fëanor a vernos,
nos invitó a luchar;
«Debo recuperar los Silmaril
y a Morgoth derrotar»

No estaba seguro
pero al fin me decidí.
Partimos hacia el norte
dispuestos a combatir.

Tras jurar y recibir
la dura maldición,
en Alqualonde, al querer cruzar
¡ya se calentó!

La matanza fue brutal,
se palpaba la emoción.
Fëanor partió
con su guitarra frente al timón.

Fëanor tocó Metal,
el corazón me iba a mil,
y Tierra Media retumbó
cuandó tocó el Riff.

Fuimos sólo algunos,
medio grupo quedó atrás,
pero se quiso no volver
y los barcos quemar.

Le dije: «¡Tío, eso ha sido bestial!
Pero ahora ellos no pasarán».
Él se encogió de hombros
y dijo: «¡Oh, qué más da!»

Me pregunté: «¿Qué pasará?
¿A quién me he de enfrentar?»
Y cuando quise mirar
¡de orcos había un millar!

Fëanor no vaciló,
la cabeza allí perdí.
Comenzamos a matar
como una Thermomix.

Fëanor tocó Metal,
el corazón me iba a mil,
y Tierra Media retumbó
cuandó tocó el Riff.

Fëanor mató mil orcos
pero había un millón o más.
Una montaña sobre él
se hizo al masacrar.

Dijo: «¡Me aplastan, no puedo seguir!
Continuad por mí».
Dije: «¡Lo siento, ‘man’! Me vuelvo a casa.
¿Y sabes qué? Me quedo el Riff». ¡Y éste suena así!

Fëanor tocó Metal,
el corazón me iba a mil,
y Tierra Media retumbó
cuandó tocó el Riff.

Fëanor tocó Metal,
el corazón me iba a mil,
y Tierra Media retumbó
cuandó tocó el Riff.