Más allá de frías montañas, sí,
hemos de ir a Erebor
a buscar el oro y la plata gris
antes del alba antes del sol.
Poderosa era la magia allí
de los herreros del rey Thrór,
cantaba el martillo un canto sin fin
en las cavernas de Erebor.
Para el rey y señor de los Elfos
de oro un tesoro se forjó
y en las gemas se escondió
la luz de Anor, la magia del Sol.
En collares colgaban estrellas
y en coronas fuego del dragón,
y entretejían en el metal
luz de la Luna y joyas sin igual.
Más allá de frías montañas, sí,
hemos de ir a Erebor
a buscar el oro en el cubil,
en la caverna del dragón.
Donde el hombre nunca osó cavar,
allí se oía su canción
y al arpa de oro acompañar
yunques y mazas con su son.
De repente en medio de la noche
estalló rugiendo un vendaval,
como antorchas los pinos ardían
en la noche del día fatal.
Las campanas lloraban en Valle
y los hombres lo vieron llegar.
Del dragón la ira en las calles,
destruía el fuego la ciudad.
La montaña entre una bruma gris
fue escenario del final.
Los enanos lucharon hasta el fin
bajo la luna fantasmal.
Más allá de frías montañas, sí,
hemos de ir a Erebor
a buscar el oro y la plata gris
antes del alba antes del sol.